Se vuelve uno tan escéptico que bien pudiera pensar que el escándalo de la DIAN, del que, el propio presidente Santos dijo que iba a estremecer al país, haya sido desvelado principalmente como cortina de humo para distraer la atención puesta en el inhumano escándalo del robo a la salud, buscando evadir la única reforma que a grito entero pide el país como solución: ¡derogar la Ley 100! Porque, que se roben los impuestos es cosa muy mal hecha.
Pero que se roben la salud de los colombianos es un crimen de lesa humanidad. Y si el primero estremece al Presidente el segundo estremece al país. Ese que dijo… “Este país era mejor cuando sólo robaban los ladrones”, pudo estar pensando en el robo de impuestos que siempre ha existido, al punto que fue de allí que partió el dicho ese que dice “hecha la ley hecha la trampa”.
Así que el escándalo de la DIAN no resulta tan estremecedor como el robo a la salud. Pero los decibeles que le puso el Presidente si van a servir de sordina a ese incómodo debate que afronta una de las piezas maestras del modelo neoliberal como fue la privatización de la salud en Colombia, devenida en negocio antes que derecho de la gente, como reza la Constitución.
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